lunes

Me desperté. La ofrenda.


puntiaguda posición, lista para atacar. Araña que en mí cuarto entre sombras te cobijas, entre libros llenos de polvo humano, vomitas tu rabia. No puedo en esta noche ayudarte, no mas. si, lo siento. el revolver es mío, librarte de aquí pestilente ello. Pronto terminaré aquel reporte, la maquina la siento distante como si quisiera escribir su propio hecho. estaba repleto ¡maldito veneno para equinos! hasta las mandíbulas, me arrastraba por el cuarto de piso de madera, estúpida Araña, que tejiste tu red entre mis pulmones, colgado escupiendo saliva amarilla del veneno que nunca pude tragar. Sigo colgado, escribiendo esto, o la maquina de escribir, es la que relata lo que quiere. total. todo lo que veo tiene vida propia. por favor que alguien venga a callar a este maldito foco que no para de hablar de su puta esposa. linterna.

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